IGLESIA RUPESTRE DE LA MESA DE VILLAVERDE(ENTRADA PERSONAL BEATRIZ)

IGLESIA RUPESTRE DE MESAS DE VILLAVERDE

Este yacimiento, cercano a la localidad de Ardales, es mucho más amplio y está mejor conservado que la Basílica paleocristiana de Vega del Mar, situada en San Pedro de Alcántara. Aún así, es una auténtica pena su estado de conservación, hasta el punto de que es ugar de esparcimiento para muchos lugareños.

La segunda mitad del siglo IX fue especialmente complicada para el emirato cordobés. En efecto, se encontraba en una fase de reajuste entre los diferentes grupos sociales que lo formaban, ya que árabes, islamistas procedentes del norte de África, judíos, hispanos convertidos al Islám -muladíes- e hispanos que se habían mantenido en el cristianismo -mozárabes-, pugnaban por ocupar su espacio en una sociedad en desarrollo y todo ello en un momento en que la autoridad no estaba totalmente asentada. A todos estos problemas que podríamos considerar como de índole social, hay que añadir una situación política muy poco favorable, ya que mientras el gobierno cordobés tenía que reprimir los intentos de independencia de algunos de sus enclaves fundamentales como Mérida, Toledo, Zaragoza e incluso Sevilla, en Oviedo gobernaba Alfonso III el Magno, uno de los reyes más importantes de la monarquía asturiana que, aprovechando la debilidad andaluza, estaba extendiendo sus dominios hasta el río Duero. 



Fue en 1869 cuando el historiador F. J. Simonet estudió los restos de una importante población, magníficamente fortificada, en las Mesas de Villaverde, paraje de muy difícil acceso sobre el río Guadalhorce, en el término municipal de Álora, considerando desde el primer momento que todas sus características coincidían con las descripciones que sobre Bobastro existen en las crónicas de la época. Casi sesenta años después, en 1927, C. de Mergelina descubrió las ruinas de la que parece que debió ser la basílica episcopal de Bobastro, tallada en una única gran roca de arenisca, lo que suponemos que impidió sus total destrucción después de la toma de la fortaleza por las tropas cordobesas.Por desgracia, o quizá sería mejor decir por desidia de los sucesivos responsables a lo largo de casi 150 años, de los restos de Bobastro que nos describieron Simonet y Mergelina sólo queda una pobre imagen, conservándose la basílica por su calidad de "indestructible", pero habiendo desaparecido una gran parte del resto de las estructuras que se habían conservado durante casi mil años. Sin embargo, parece que en la actualidad las cosas están cambiando, ya que mientras se han construido accesos y parece que se están instalando paneles informativos, recientemente han aparecido los restos de otro edificio eclesial de tres naves del que no tenemos más noticias por el momento. Todo ello parece indicar un nuevo interés oficial por Bobastro, en la que sigue estando pendiente un completo estudio arqueológico que podría aportar muchos datos de interés sobre la ciudad fortificada y sus habitantes.

Se cree que fue construida por monjes que habitaban en la época de Al-Ándalus.

                        ESTRUCTURA 

al rodearla por el oeste, la forma natural de la piedra se va transformado en un conjunto de muros, arcos de herradura y pilastras talladas en la roca, de forma que el gran peñón que vemos desde el sur se convierte en su cara norte en los restos muy definidos de una iglesia de tres naves formando un conjunto monolítico excavado en la roca, sobre la que también se ha tallado un amplio patio en el que se conserva un aljibe y restos de otras edificaciones de servicio.

La basílica, que forma un rectángulo de 16,50 x10,30m orientado de forma canónica con la cabecera hacia el este, consta de tres naves, algo más ancha la central que las laterales y, manteniendo la misma anchura que las naves, un transepto también triple y tres ábsides, cuadrados los laterales y en forma interior de herradura el central, que sobresale ligeramente del rectángulo general. Los accesos a los ábsides y a los compartimentos del transepto disponían de jambas y canceles de separación de espacios, típicos en la liturgia mozárabe, todo ello tallado en la misma roca. También es interesante destacar que el nivel del suelo de las distintas zonas va descendiendo de este a oeste, 17cm entre el ábside y el transepto y otros 17 entre éste y la nave, posiblemente por motivos litúrgicos. Bajo el suelo de la nave central, en el costado oeste, se encuentra la entrada a una cripta que se estaba horadando debajo de la iglesia.
Analizando su planta, nos encontramos con que corresponde, casi exactamente al mismo modelo, sustituyendo las columnas por pilares monolíticos mucho más fáciles de tallar en la roca.







































   
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