JUAN DE MESA


                                                 JUAN DE MESA
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Juan de Mesa y Velasco nació en Córdoba, hijo de Juan y Catalina. Fue bautizado en la Iglesia de San Pedro de esta ciudad el 26 de junio de 1583, siendo sus padrinos Diego de Guzmán y María Gutiérrez Guzmán. En el año 1606 se traslada a Sevilla, e ingresa con veintitrés años en el taller del entonces ya afamado escultor Juan Martínez Montañés, con el cual firma un contrato de aprendizaje de cuatro años, donde completa una formación probablemente iniciada en Córdoba. El contrato trata de una formalización de derecho, puesto que de hecho estaba ya trabajando en el taller desde junio de 1606. Declara que es huérfano y por eso necesita un curador, papel que ejercerá el ensamblador Luis de Figueroa. En el taller de Montañez participó en la ejecución de obras tan célebres como el retablo del Monasterio de San Isidoro del Campo, de Santiponce. El plazo establecido acaba en 1610, recibiendo Mesa, como es lo acostumbrado, ropa nueva, compuesta en este caso de “sayo, ferreruelo, calzas de paño de Córdoba, jubón de lienzo, dos camisas, un sombrero, dos cuellos, unas medias, zapatos y un cinto”. Una vez concluido su aprendizaje con Montañez, a partir de 1610, Mesa realiza sus propios trabajos pero continuará colaborando con su maestro hasta 1615, cuando dispone su propio taller en la colación de San Martín, donde pasó la mayor parte de su vida junto a su mujer María de Flores. El casamiento se ofició en noviembre de 1613 en la iglesia de Omnium Sanctorum. En su taller se formaron numerosos artistas, destacando Felipe de Ribas. Fue conocedor del sentir cofrade de la ciudad al pertenecer a la Hermandad del Silencio y participar en su Junta de Gobierno.

 
Poco más se conoce de la vida de Juan de Mesa y Velasco. Fue un hombre discreto, serio y cumplidor de sus compromisos. Aparece fiando a los amigos en los contratos y préstamos, y ayudando a sus cuñadas con ocasión de sus bodas. Sabía moverse en los ambientes que más le interesaban para su actividad, como demuestran las frecuentes relaciones con otros artistas.
El 26 de noviembre de 1627 falleció Juan de Mesa a la edad de cuarenta y cuatro años a consecuencias de la tuberculosis, recibiendo sepultura en la iglesia de San Martín de Sevilla. Su muerte parece que se le sobrevino cuando realiza su testamento justo un día antes, el 25 de noviembre. Su mujer traspasó el taller a dos escultores de su círculo, Gaspar Ginés y Luis Ortiz de Vargas, mientras que el instrumental lo dejó Juan de Mesa para su cuñado, el ensamblador Antonio de Santa Cruz.


OBRA
Juan de Mesa está considerado como uno de los representantes más importantes del realismo sevillano, dentro de la estética barroca. El realismo de su obra responde a un proceso en el que hizo estudios y observaciones de figuras humanas reales vivas y muertas, que le permitieron aprender a plasmar estas anatomías en sus obras de forma realista, con una sensibilidad que le acerca a la imaginería castellana, más dada al dramatismo. Sus desnudos revelan un gran conocimiento de la anatomía humana, los rostros de sus figuras reflejan una intensa vida interior y los ropajes de sus personajes crean intensos contrastes de luz.
Dentro de su producción artística sobresalen las imágenes de bulto redondo por encima de los relieves retablísticos. Entre aquellas destacan representaciones cristíferas, desde los modelos de Niño Jesús hasta las distintas advocaciones donde se reflejan las huellas del martirio y muerte de Cristo, como en sus múltiples versiones de Nazareno y Crucificado; sus representaciones marianas, en sus variantes de Inmaculada, Virgen Madre y Dolorosa o Asunción; y sus representaciones hagiográficas. Su obra está dedicada casi en exclusividad a las imágenes procesionales, donde expresa con gran dramatismo el proceso y la muerte de Jesús.
Sus Crucificados suele representarlos con tres clavos y de un tamaño mayor que el natural. Capta a la perfección la anatomía del cuerpo, pudiéndose apreciar la tensión de los músculos, los tendones y las venas y la expresividad del rostro. En muchas de sus obras cristíferas, el Señor aparece con el lóbulo de la oreja o la ceja perforada por una espina.

La figura de Juan de Mesa pasó desapercibida durante casi tres siglos, atribuyéndose muchas de sus esculturas durante mucho tiempo a su maestro, Martínez Montañez. Hasta bien entrado el siglo XX no se descubrió la autoría del cordobés gracias a Bermejo y Rodríguez Jurado en un principio que incitaron a otros investigadores para definir la obra de Juan de Mesa.
En 1937 fue colocada una lápida conmemorativa en el exterior del muro lateral de la Iglesia de San Martín de Sevilla, donde fue enterrado en 1627, a instancias de la ciudad y la Academia de Buenas Letras de Sevilla. Córdoba le dedicó un monumento en 2004 que puede verse junto a la iglesia de San Pedro, obra de José Manuel Belmonte, y en 2005 Sevilla hizo lo propio en la plaza de San Lorenzo con una obra de Sebastián Santos Calero.














                       



                                               VÍDEOS






























PRESENTACIONES
https://prezi.com/gykqbp9xlo1s/juan-de-mesa-gran-imaginero-andaluz/

ENLACES
http://elcorreoweb.es/maspasion/quien-es-juan-de-mesa-DL3973731
https://www.lahornacina.com/semblanzasmesa.htm
http://www2.ual.es/ideimand/juan-de-mesa-1583-1627/




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